Por un momento he pensado en Jesucristo y he pensado: "¡Qué jodido!". También he pensado en la soledad de los actuales peces de ciudad que resollamos por las esquinas. Este cuento tiene lo que muchos otros microrrelatos tuyos: ese punto humorístico, cruel y poético. No es algo fácil de hacer.
Por un momento he pensado en Jesucristo y he pensado: "¡Qué jodido!". También he pensado en la soledad de los actuales peces de ciudad que resollamos por las esquinas. Este cuento tiene lo que muchos otros microrrelatos tuyos: ese punto humorístico, cruel y poético. No es algo fácil de hacer.
ResponderEliminarGracias. Pero no te creas, por aquí, por el pueblo, también hay peces agonizantes bajo los algarrobos...
ResponderEliminarJaja, ya... el síndrome de la ciudad es tan grande que tuvo que mudarse a otras poblaciones.
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